EL AMOR EXCESIVO A LOS ANIMALES
A raíz de
continuas manifestaciones de aprecio
hacia los animales publicadas diariamente en la red, he creído conveniente
hacer algunas reflexiones, basándome en dos publicaciones sobre el tema de los
psicólogos Ernesto Mila y Ramsés Salazar y del veterinario Anthony
J. Smith.
El veterinario Anthony J. Smith, que
coordina un hospital de animales en California, refiere que: "Hay un
aumento en la proximidad entre las personas y sus animales de compañía. Los dueños
desean que los animales disfruten de los mismos servicios que cualquier otro
miembro de la familia". "Al besar a tu gato o perro y al compartir
los mismos utensilios con él, pones a tu salud en riesgo, lo cual no son las
mejores ideas desde una perspectiva de salud humana".
Los perros y gatos, que son las mascotas más comunes
pueden transmitir a los humanos varias enfermedades serias y para las cuales no
hay vacunas, como:
a)
Infecciones
de piel y tejidos blandos, tras mordeduras o arañazos de perros y gatos, que se
caracteriza por el rápido desarrollo de una celulitis, con o sin formación de
abscesos, y drenaje purulento o serosanguinolento. La principal causa es la
bacteria Pasteurella Multocida, que un
80% de los gatos y un 60% de los perros la poseen. También pueden transmitir cierto tipo de tiñas y
sarna.
b)
Alergias
al pelo y acaros de estos animales que puede condicionar el asma en niños y
adultos.
c)
Infecciones
gastrointestinales como la giardiasis que se manifiesta por diarrea crónica, la
infestación por parásitos como la toxocara
canis y la temida hidatidosis que
es producida por una tenia del perro llamada echinococus granulosus y que afecta al hígado y al sistema nervioso
central.
d)
La
toxoplasmosis, que es causada por el protozoario Toxoplasma gondii que infecta a los gatos que comen aves, ratones o
carne contaminada y contaminan las heces, a las personas. En mujeres
embarazadas, puede causar aborto involuntario o lesiones al feto. Los niños
pueden nacer infectados y más tarde tener afecciones oculares serias por la
inflamación de la retina y la coroides.
Con sistemas inmunológicos más
débiles, los bebés y los ancianos tienen más probabilidad de contraer
enfermedades y sus cuerpos podrían ser incapaces de combatirlas.
Sin embargo,
qué hace que un gran número de personas a pesar de conocer estos riesgos,
tengan un excesivo apego por estos animales?. Ailuromanía: Entusiasmo
y amor excesivo hacia los gatos. Cinomanía: Entusiasmo y amor intenso
por los perros
Las
condiciones antropológicas y culturales son las que definen el comportamiento
“normal” con los animales. La “normalidad” es decir, lo que hace la mayoría de
la gente en un marco cultural determinado, es lo que da la pauta y hace que un
comportamiento sea “normal” o neurótico. La neurosis es una enfermedad
funcional del sistema nervioso caracterizada principalmente por la
inestabilidad emocional y que generalmente es de carácter leve…
salvo que adquieran rasgos extremos. El neurótico
se aleja de la vida, asume una exagerada autopreocupación y por eso se aleja
del rebaño humano
En las
conductas de las personas, lo “patológico” resulta cuando un comportamiento
deja de ser adaptativo-funcional y genera dificultades tanto para la persona
que presenta la conducta, como para aquellos que le rodean, en este caso
incluiremos entre estos últimos a las mascotas. Las principales razones de este
tipo de conducta neurótica con los animales son:
El amor a los animales como reflejo de la
propia soledad: Hay gente que depara
hacia sus mascotas unos cuidados muy superiores a los que tienen consigo mismos
o con sus personas más cercanas. Estas actitudes de mimo exagerado hacia los
animales son el reflejo de la propia soledad del propietario de la mascota. En
ocasiones no se trata de una soledad física, sino interior: cuando la mente
está vacía, carece de intereses y preocupaciones, es posible que algunos
humanos se "vuelquen" hacia los animales como un medio para
satisfacer dicha necesidad. De hecho, todas las formas de neurosis hacia los
animales indican algún tipo de carencia. Las personas que exageran su afecto
hacia sus mascotas, tienen una tendencia a proyectar sobre el animal todo el
amor y el cariño que no pueden proyectar a otro ser querido.
El resentimiento hacia los humanos:
Los desengaños y golpes duros sufridos de amigos, familiares y amores, hace que
muchas personas renuncien a la compañía de los humanos y transfieran su exceso
de cariño a una mascota, conducta con la que además, y en la mayoría de las
ocasiones sin percatarnos de ello, limitan su propio desarrollo emocional, pues
se hacen dependientes y desadaptados en cuanto a su propio entono. De allí el
famoso dicho: Mientras más
conozco a los hombres más quiero a mi perro
El humanismo ultra generoso:
hay gente que prefieren extender el título de humano, incluso a algunas
especies animales. Se trata de una mala percepción de lo que es humano y de lo
que no lo es. El ser humano es aquel que ha alcanzado conciencia de sí mismo.
No cabe reconocerles derechos humanos a especies que… no son humanas.
Exhibición de matonería:
Cada cual es como es y la matonería y prepotencia de algunos individuos se prolonga
en su mascota que es vista, no como un animal de compañía, sino como una
extensión de la propia personalidad que intenta ampliar
el radio de acción y las potencialidades más bajas de la misma. En general,
quienes obran de esta forma tienen un bajo nivel de autoestima, se saben
limitados y pequeños y precisan una mascota que impresione e imponga temor en
los demás, un animal de “pistas” del cual poderse vanagloriar como campeón que
anuncie que han llegado y que genere respeto, es decir, que les de la valía que
ellos mismos no se dan como personas.
La excentricidad confesable:
Son personas que les gusta lo exótico. Se trata esta de una neurosis menor
consistente en demostrar lo original que uno teniendo una mascota que casi
nadie tiene. En un momento sociocultural de globalización, en el que todos los
fenómenos sociales son de masas, es muy difícil ser original poseyendo una
mascota que nadie más posee.