ESCLAVOS DEL PASADO
Por Wilfredo Gutiérrez (Febrero del 2009)
Estancarse en el pasado,
es privarse de ser osado,
es quedarse paralizado,
y negarse a ser amado.
Es despertar preocupado,
pensando siempre en lo
ya acaecido, y permanecer
siempre cariacontecido.
Es quedar con el odio enquistado
en nuestro cuerpo y alma,
y no descubrir con calma
todo el potencial de nuestro ser.
Anclarse en el pasado
es vivir vanagloriándose
por lo que otros lograron,
sin atrevernos a seguir
nuestro propio camino.
Es mirar siempre por el retrovisor
todo lo que produce escozor,
y andar siempre con temor
de arriesgar con valor.
Es negarnos a perdonarnos
y perdonar a los demás,
Es pensar que jamás
remontaremos la valla.
Es condenarnos a vivir
odiando, desconfiando,
envidiando o criticando,
pero jamás amándonos
y amando a los demás.
Vivir del pasado,
es andar con un lastre pesado
que nos aprisiona en nuestras
propias dudas y temores,
y no nos permite avanzar.
Es tener una vida de cangrejo,
siempre en retroceso,
con temor al riesgo y al progreso,
y a darle sentido a nuestra existencia.
Ese constante evocar los peores
o mejores momentos vividos,
nos convierte en pensadores rumiantes
y eternos fracasados.
Las experiencias positivas y negativas del pasado,
tomadas como lecciones aprendidas,
jamás deben paralizarnos y privarnos de avanzar.
Aprender a perdonar y amar,
aunque no queramos olvidar,
es un buen antídoto para vencer
nuestros sueños de grandeza inalcanzables
o nuestros complejos de que “no podemos”.
Lo positivo que hicieron nuestros antepasados
o las personas con las que alguna vez contactamos,
nos deben servir de ejemplo y guía en nuestro actuar;
y lo negativo debe ser un reto a superar.
Nuestros propios logros deben ser acicates para ser mejores,
y nuestros fracasos, puntos de reflexión para superarlos.
Los logros de nuestros parientes o amigos,
deben ser dignos de nuestro respeto y admiración.
Sólo así podremos salir de ese círculo vicioso
de odio, envidia y fracaso tras fracaso
en el que llevamos sumidos hasta ahora,
descubriendo nuestro real potencial
físico, intelectual y espiritual que nos permita avanzar,
y encontrar el real sentido de nuestro existir en este mundo.
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