viernes, 24 de diciembre de 2010

LA VACUANA CONTRA EL CANCER DE CUELLO UTERINO:


LA VACUANA CONTRA EL CANCER DE CUELLO UTERINO:
ALGUNAS PRECISIONES

Por Wilfredo Gutiérrez P.  MD.  M.P.H.

El  cáncer de cuello uterino o cáncer cervical, representa  un grave problema de salud reproductiva en la mujer, especialmente en los países en desarrollo. De las más de 231.000 mujeres muertes que ocurren en el mundo a causa de esta enfermedad, más del 80 por ciento corresponden a estos países. Es el tercer cáncer en importancia en el mundo y es la principal causa de muerte por neoplasias malignas entre las mujeres de países en desarrollo. En los Estados Unidos, ocupa el 11avo lugar entre las neoplasias malignas de las mujeres y en el 2006, alrededor de 10,000 mujeres fueron  diagnosticadas con este tipo de cáncer, muriendo alrededor de 4,000 a causa de él. Más de la mitad de los casos ocurrieron en mujeres que nunca u ocasionalmente tuvieron un control de Papanicolau y predominantemente entre gente hispana y afro americana.

Hoy en día se sabe que alrededor del 99% de casos de cáncer cervical son causados por cepas oncogénicas (capaces de producir cáncer) del virus del papiloma humano (VPH), un agente de transmisión sexual que infecta las células del cuello del útero y lentamente produce cambios celulares que pueden derivar en un cáncer. Un estudio realizado el año 1999 estimó que en más del 99 por ciento de los casos de cáncer cervical en el mundo se observó presencia de DNA de VPH. Sin embargo, el cáncer cervical puede presentarse luego de 20 años o más después de ocurrida la infección con VPH. En Estados Unidos  se estima que cada año se producen 6.2 millones de infecciones por este virus, y aunque la mayoría son asintomáticas y transitorias, algunas pueden derivar en cáncer cervical. Hoy se conocen unas cien cepas o serotipos del VPH, de las cuales sólo unas 23 pueden afectar a las mucosas cervicales y de estas 13 se han descrito como oncogénicas.    Los serotipos de alto riesgo son los números, 6, 11, 16, 18, 31 y 35, que ocasionan cerca del 90% de todos los cánceres de cervix.

Además los VPH, desempeñan un papel importante en la génesis de los cánceres de ano, vulva, vagina y algunos de orofaringe (parte central de la garganta que incluye el paladar blando, la base de la lengua y las amígdalas). La información emitida por varios estudios sugiere también que la infección por VPH es un factor de riesgo para  padecer cáncer de pene.

Es importante señalar que no todas las mujeres infectadas con el  VPH derivarán en cáncer cervical, pues en el 90% de casos las infecciones son inocuas y desaparecen por si solas sin necesidad de tratamiento. La infección persistente con cepas oncogénicas de VPH es una condición necesaria para la producción de cáncer de cuello uterino, pero no suficiente. Además deben asociarse factores de riesgo (mayor probabilidad de enfermarse en las mujeres que los tienen) tales como: el inicio precoz de las relaciones sexuales, la alta frecuencia de las mismas, la pobre higiene genital, alto consumo de alcohol y drogas (factor de una conducta sexual riesgosa), número elevado de parejas sexuales, la presencia concomitante de otras enfermedades de transmisión sexual, mujeres entre 30 y 50 años, entre otros.
La Administración de Drogas y Medicamentes de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) aprobó el año pasado Gardasil™, una vacuna producida por Merck & Co., Inc. (Merck) para prevenir la infección por ciertas cepas del VPH. Es una vacuna cuadrivalente porque protege contra cuatro tipos de VPH: 6, 11, 16 y 18. Esta vacuna se  administra tanto a hombres como a mujeres en una serie de tres inyecciones en el tejido muscular a los 0, 2 y 6 meses. Es altamente efectiva (cercana al 100% de protección en 4 años de seguimiento) en la prevención de los tipos de VPH mencionados. Otra vacuna prometedora, Cervarix™, es producida por GlaxoSmithKline (GSK) que está realizando pruebas correspondientes, pero todavía no ha sido aprobada por la FDA. Esta vacuna es bivalente porque su blanco son dos tipos de VPH: 16 y 18.
La vacuna solo es efectiva si se administra antes de que la persona sea sexualmente activa. Es por ello que el Comité Consultivo sobre Prácticas de Inmunización (ACIP por sus siglas en inglés) recomienda que la vacuna se administre rutinariamente a jovencitas de 11 a 12 años y a jovencitas y mujeres de 13 a 26 años de edad. Algunos expertos recomiendan también la vacunación de varones antes del inicio de la actividad sexual, con la finalidad de prevenir que transmitan el HPV a las mujeres y a otros hombres. Se estima que la vacunación completa puede reducir el número mundial de muertes por cáncer cervical en dos terceras partes
Sin embargo, es importante precisar que ninguna de estas vacunas contra VPH ha sido probada para proporcionar protección completa contra la infección persistente de otros tipos de VPH, algunos de los cuales causan cáncer cervical. Por lo tanto, alrededor del 30 por ciento de los casos de cáncer cervical y el 10 por ciento de los casos de verrugas genitales no se prevendrán con estas vacunas. Además, las vacunas no previenen contra otras enfermedades de transmisión sexual ni tratan la infección por VPH o el cáncer cervical.
Es por ello, que es importante que las mujeres que reciban la vacuna se sigan haciendo exámenes selectivos de detección (por lo menos cada 3 años) de cáncer cervical (la prueba de Papanicolau,  colposcopía, despistaje de VPH), tal y como se recomienda para las mujeres que no hayan sido vacunadas. Esto es importante para detectar lesiones precancerosas o cáncer cervical en estadios tempranos que pueden curarse al 100% con la cirugía y también hacer el seguimiento más estrecho de las mujeres con infección persistente de cepas oncogénicas de VPH. Igualmente es importante que se sigan tomando medidas generales para evitar las enfermedades de transmisión sexual como: una relación mutuamente monógama a largo plazo; evitar conductas sexuales riesgosas; usar preservativo, aunque es menos seguro para el VPH, ya que no protege  las partes no cubiertas. 
Algunas cuestiones todavía no resueltas en relación a estas vacunas y que están en investigación son las siguientes: el tiempo de duración de la protección y si es necesario o no administrar un refuerzo; sus efectos en la conducta sexual, sobre todo de los jóvenes; y finalmente, el alto costo de la vacuna, que en la actualidad el fabricante estima entre 300 a 500 dólares y si los seguros médicos están dispuestos a cubrir. Este último aspecto es un factor limitante para su aplicación masiva, sobre todo en los países en desarrollo, cuyas mujeres son las más afectadas por el cáncer cervical.

USA. Abril del 2007
LA VACUANA CONTRA EL CANCER DE CUELLO UTERINO:
ALGUNAS PRECISIONES

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