SALUD Y
ENFERMEDAD: ¿MEDICINAS Y METODOS MILAGROSOS?
Por Wilfredo Gutiérrez P. M.D. M.P.H.
“Busto pequeño o flácido?. Un estudio clínico de tres años prueba que el 82% de las participantes
experimento dramático crecimiento (de los senos) en solo 15 días usando el nuevo
y maravillo producto XXX, 100% natural proveniente del lejano oriente”
“Incremente su deseo
sexual y el volumen de esperma en un 500%. Prolongue sus orgasmos y tenga los más
prolongados e intensos orgasmos de su vida. XXX es la más nueva y más segura
manera de lograrlo. 100% natural y sin efectos secundarios”
"No puedo agradeceros lo suficiente!. Mi pene ha
crecido de 12.5 cm. a casi 18 cm. en sólo 3 meses, con el método XXX. Mejor
aún, como resultado directo mi vida amorosa y auto confianza han mejorado
radicalmente”.
“En sólo 3 días bajé 20 libras de peso con la faja
eléctrica XXX y lo más importante, continué
comiendo lo que a mi me gusta y desarrollando actividades normales”
“La planta XX en infusión, jugo, emplasto o en
extracto, se ha comprobado que tiene múltiples propiedades curativas y es útil en
caso de hemorragia nasal, menstruaciones abundantes, estimula el aparato
digestivo, astringente, combate la ictericia, es antiateroesclerótica, antidiabética,
galactógena, antipsoriática, antialzheimer, diurética, aumenta la potencia
sexual, cosmética, tratamiento capilar, anticiática, para la psoriasis, para la
caspa, previene la caida del cabello”.
¿Cuántas veces Ud. ha visto,
escuchado o leído en los medios de comunicación algún aviso o testimonio como
estos?. Es increíble que en pleno siglo XXI y con un avance impresionante de
las ciencias biomédicas, todavía haya millones de personas que se dejen
encandilar por anuncios como éstos y gasten ingentes cantidades de dinero,
poniendo además en riesgo su salud.
Ello ocurre por el afán
desesperado del ser humano que a lo largo de la historia siempre ha buscado tratamientos o procedimientos milagrosos para prevenir o curar ciertas
dolencias o enfermedades que la medicina formal no ha podido combatir. En
nuestros días esto se da sobre todo con una serie de dolencias (especialmente crónicas),
para las que la ciencia médica no ofrece todavía tratamientos satisfactorios y
resultados espectaculares como los observados en el manejo de las enfermedades
infecciosas o el proporcionado por la cirugía. A ello se aúna el culto al
cuerpo y a la sexualidad, sobre todo en adolescentes y jóvenes que la cultura
moderna viene exacerbando, imponiendo una serie de patrones o modelos de éxito
social
Estas dos situaciones han hecho que la población de
diferentes estratos sociales acuda de manera desesperada en la búsqueda de estos productos “milagrosos” que hoy se
promocionan utilizando toda la tecnología del marketing. En los últimos 40 años
han aparecido cada vez más adeptos a este tipo de productos y por ende se han
multiplicado las empresas a nivel mundial que los venden en presentaciones similares
a los productos farmacéuticos, obteniendo pingües ganancias.
Por ello, es importante
que la población tenga ciertos parámetros para poder tomar una decisión
adecuada al adquirir estos productos, cuidando su bolsillo y su salud. Las
siguientes consideraciones pueden ayudarle en ello:
1.
Recuerde que buena parte de estos productos se expenden
como “medicinas naturales” o bajo la forma de “suplementos alimentarios” y normalmente no han sido aprobados por los
organismos reguladores de medicamentos de los países, como es el caso de la
Administración de Drogas y Medicamentos de USA (FDA por sus siglas en inglés).
Ello porque no han pasado por un riguroso estudio científico sobre sus
mecanismos de acción, inocuidad, eficacia en la prevención o tratamiento de
enfermedades, dosis, duración del tratamiento, efectos secundarios, etc. Tan es
así que en USA por ej., para expender estos productos se exige que la caja o
cubierta diga: “este es un suplemento alimentario que no ha sido aprobado por
la FDA y no debe usarse con fines de diagnóstico, tratamiento o prevención de
ninguna enfermedad”.
2.
Si usted está bajo tratamiento médico por alguna
dolencia, no debe sustituir su medicación por algunos de estos productos que
dicen que “curan o ayudan a curar su mal”; ni tampoco debe tomarlos junto con
su medicación sin consultar con su médico.
Ello puede empeorar su dolencia o interferir con el efecto curativo de
la medicina que Ud. está ingiriendo.
3. No basta que en el análisis bioquímico de una planta o producto mineral
se haya encontrado un principio activo curativo, para concluir que ingerir el
extracto o infusión de la misma cura. Tampoco la aparente “evidencia de
curación” de 1 o 5 casos aislados” demuestra que tal o cual producto sea
eficaz. El producto en mención hay que probarlo mediante un estudio clínico
controlado en cientos de casos, comparandolo con otro grupo de características
similares al que no se le da el producto (grupo control). Ello debido a que hay
muchos factores que intervienen en la curación de una persona, como la
recuperación espontánea (que ocurre por
ej. resfrío común, para el cual hay miles de recetas caseras y “ninguna tiene
pierde”); la ingesta simultánea de otros
productos en la dieta, el hecho de que la persona haga ejercicios o no, la
autosugestión, etc. Además en una planta hay muchos otros principios activos
que pueden tener efectos colaterales.
4.
Una de las creencias para bajar de peso es colocarse
una crema en el cuerpo y posteriormente envolverse con un plástico. Lo único
que se logra con esto es que transpiremos, nos deshidratemos y nos inflamemos
terriblemente cuando volvemos a tomar agua. Es importante saber que el
plástico, las fajas o los trajes sauna no ayudan a quemar la grasa corporal,
por ello no son recomendables
5.
El crecimiento del busto o del pene utilizando plantas
medicinales o procedimientos mecánicos (masajes), es otra creencia habitual,
sobre todo en las personas jóvenes. No hay ningún estudio fidedigno que demuestre que estos procedimientos
funcionen. Los “estudios” que a veces la industria presenta, han sido
pagados por ellos mismos y por lo menos en USA, no hay nadie que regule esta
industria por lo que hay amplio margen para presentar lo que más les favorezca.
6.
Si Ud. es un atleta joven, debe ser consciente que el
mejoramiento de su rendimiento es un proceso gradual y puede llevar
algunos años de entrenamiento riguroso y planificado, acompañando de un
adecuado plan nutricional. El uso de estrógenos nutricionales, hormonas,
aminoácidos y vitaminas no sustituyen este régimen ni acortan el tiempo de
lograr una buena perfomance sin esfuerzo.
7.
Sea escéptico sobre la
información anecdótica de personas que no tienen el entrenamiento formal en
nutrición o medicina, o de los testimonios personales (por ejemplo de los
empleados de la tienda, amigos, artistas o ídolos, o de las salas de
conversación en línea) sobre los beneficios increíbles o resultados obtenidos
al usar un producto.
8.
Si Ud. es de los que
dice: "aun cuando este producto no me ayude, al menos no me hará
daño", piense que ello no siempre es verdad; ya que se sabe que todos los
productos (aunque sean naturales) pueden ser tóxicos (incluyendo los nutrientes,
los componentes de las plantas y otros ingredientes biológicamente activos),
cuando se consumen por largo tiempo y en altas dosis, o combinados con
otras substancias.
9.
Si Ud. piensa que “si es
un producto natural,
es saludable y más seguro que las drogas"; no se fíe, pues el término natural en las etiquetas no se define bien y a
veces se usa ambiguamente para ocultar beneficios y seguridad no probados. Por
ejemplo, muchos productos para bajar de peso dicen ser naturales o herbolarios, pero ello necesariamente no
los hace seguros, ya que sus ingredientes pueden interactuar con las drogas o
pueden ser peligrosos para personas con ciertas dolencias médicas.
10.
Si Ud. cree que "un
producto es seguro cuando no figuran los efectos adversos en la etiqueta del
mismo”; siento decepcionarlo, pues los fabricantes de los denominados
“suplementos alimentarios”, generalmente no incluyen advertencias sobre los
efectos adversos potenciales en las etiquetas de sus productos, para no
disminuir sus ventas.
11.
Finalmente, recuerde que: si un producto ofrece ser
bueno para muchos males o dolencias (parece demasiado bueno para ser verdad),
dude de su eficacia.
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