viernes, 24 de diciembre de 2010

SALUD Y ENFERMEDAD: ¿MEDICINAS Y METODOS MILAGROSOS?

SALUD Y ENFERMEDAD: ¿MEDICINAS Y METODOS MILAGROSOS?
Por Wilfredo Gutiérrez P.  M.D.   M.P.H.

“Busto pequeño o  flácido?.  Un estudio clínico de tres años prueba que el 82% de las participantes experimento dramático crecimiento (de los senos) en solo 15 días usando el nuevo y maravillo producto XXX, 100% natural proveniente del lejano oriente”  

“Incremente su deseo sexual y el volumen de esperma en un 500%. Prolongue sus orgasmos y tenga los más prolongados e intensos orgasmos de su vida. XXX es la más nueva y más segura manera de lograrlo. 100% natural y sin efectos secundarios”
"No puedo agradeceros lo suficiente!. Mi pene ha crecido de 12.5 cm. a casi 18 cm. en sólo 3 meses, con el método XXX. Mejor aún, como resultado directo mi vida amorosa y auto confianza han mejorado radicalmente”.

“En sólo 3 días bajé 20 libras de peso con la faja eléctrica XXX y lo más importante,  continué comiendo lo que a mi me gusta y desarrollando actividades normales”
“La planta XX en infusión, jugo, emplasto o en extracto, se ha comprobado que tiene múltiples propiedades curativas y es útil en caso de hemorragia nasal, menstruaciones abundantes, estimula el aparato digestivo, astringente, combate la ictericia, es antiateroesclerótica, antidiabética, galactógena, antipsoriática, antialzheimer, diurética, aumenta la potencia sexual, cosmética, tratamiento capilar, anticiática, para la psoriasis, para la caspa, previene la caida del cabello”.

¿Cuántas veces Ud. ha visto, escuchado o leído en los medios de comunicación algún aviso o testimonio como estos?. Es increíble que en pleno siglo XXI y con un avance impresionante de las ciencias biomédicas, todavía haya millones de personas que se dejen encandilar por anuncios como éstos y gasten ingentes cantidades de dinero, poniendo además en riesgo su salud.
Ello ocurre por el afán desesperado del ser humano que a lo largo de la historia siempre ha buscado tratamientos o procedimientos milagrosos para prevenir o curar ciertas dolencias o enfermedades que la medicina formal no ha podido combatir. En nuestros días esto se da sobre todo con una serie de dolencias (especialmente crónicas), para las que la ciencia médica no ofrece todavía tratamientos satisfactorios y resultados espectaculares como los observados en el manejo de las enfermedades infecciosas o el proporcionado por la cirugía. A ello se aúna el culto al cuerpo y a la sexualidad, sobre todo en adolescentes y jóvenes que la cultura moderna viene exacerbando, imponiendo una serie de patrones o modelos de éxito social

Estas dos situaciones han hecho que la población de diferentes estratos sociales acuda de manera desesperada en la búsqueda  de estos productos “milagrosos” que hoy se promocionan utilizando toda la tecnología del marketing. En los últimos 40 años han aparecido cada vez más adeptos a este tipo de productos y por ende se han multiplicado las empresas a nivel mundial que los venden en presentaciones similares a los productos farmacéuticos, obteniendo pingües ganancias.
Por ello, es importante que la población tenga ciertos parámetros para poder tomar una decisión adecuada al adquirir estos productos, cuidando su bolsillo y su salud. Las siguientes consideraciones pueden ayudarle en ello:

1.    Recuerde que buena parte de estos productos se expenden como “medicinas naturales” o bajo la forma de “suplementos alimentarios”  y normalmente no han sido aprobados por los organismos reguladores de medicamentos de los países, como es el caso de la Administración de Drogas y Medicamentos de USA (FDA por sus siglas en inglés). Ello porque no han pasado por un riguroso estudio científico sobre sus mecanismos de acción, inocuidad, eficacia en la prevención o tratamiento de enfermedades, dosis, duración del tratamiento, efectos secundarios, etc. Tan es así que en USA por ej., para expender estos productos se exige que la caja o cubierta diga: “este es un suplemento alimentario que no ha sido aprobado por la FDA y no debe usarse con fines de diagnóstico, tratamiento o prevención de ninguna enfermedad”.
2.    Si usted está bajo tratamiento médico por alguna dolencia, no debe sustituir su medicación por algunos de estos productos que dicen que “curan o ayudan a curar su mal”; ni tampoco debe tomarlos junto con su medicación sin consultar con su médico.  Ello puede empeorar su dolencia o interferir con el efecto curativo de la medicina que Ud. está ingiriendo.
3.    No basta que en el análisis bioquímico de una planta o producto mineral se haya encontrado un principio activo curativo, para concluir que ingerir el extracto o infusión de la misma cura. Tampoco la aparente “evidencia de curación” de 1 o 5 casos aislados” demuestra que tal o cual producto sea eficaz. El producto en mención hay que probarlo mediante un estudio clínico controlado en cientos de casos, comparandolo con otro grupo de características similares al que no se le da el producto (grupo control). Ello debido a que hay muchos factores que intervienen en la curación de una persona, como la recuperación espontánea (que  ocurre por ej. resfrío común, para el cual hay miles de recetas caseras y “ninguna tiene pierde”);  la ingesta simultánea de otros productos en la dieta, el hecho de que la persona haga ejercicios o no, la autosugestión, etc. Además en una planta hay muchos otros principios activos que pueden tener efectos colaterales.
4.    Una de las creencias para bajar de peso es colocarse una crema en el cuerpo y posteriormente envolverse con un plástico. Lo único que se logra con esto es que transpiremos, nos deshidratemos y nos inflamemos terriblemente cuando volvemos a tomar agua. Es importante saber que el plástico, las fajas o los trajes sauna no ayudan a quemar la grasa corporal, por ello no son recomendables
5.    El crecimiento del busto o del pene utilizando plantas medicinales o procedimientos mecánicos (masajes), es otra creencia habitual, sobre todo en las personas jóvenes. No hay ningún estudio fidedigno que demuestre que estos procedimientos  funcionen. Los “estudios” que a veces la industria presenta, han sido pagados por ellos mismos y por lo menos en USA, no hay nadie que regule esta industria por lo que hay amplio margen para presentar lo que más les favorezca.
6.    Si Ud. es un atleta joven, debe ser consciente que el  mejoramiento de su rendimiento es un proceso gradual y puede llevar algunos años de entrenamiento riguroso y planificado, acompañando de un adecuado plan nutricional. El uso de estrógenos nutricionales, hormonas, aminoácidos y vitaminas no sustituyen este régimen ni acortan el tiempo de lograr una buena perfomance sin esfuerzo.
7.    Sea escéptico sobre la información anecdótica de personas que no tienen el entrenamiento formal en nutrición o medicina, o de los testimonios personales (por ejemplo de los empleados de la tienda, amigos, artistas o ídolos, o  de las salas de conversación en línea) sobre los beneficios increíbles o resultados obtenidos al usar un producto.
8.    Si Ud. es de los que dice: "aun cuando este producto no me ayude, al menos no me hará daño", piense que ello no siempre es verdad; ya que se sabe que todos los productos (aunque sean naturales) pueden ser tóxicos (incluyendo los nutrientes, los componentes de las plantas y otros ingredientes biológicamente activos), cuando se consumen por largo tiempo y en altas dosis, o  combinados con otras substancias.  
9.    Si Ud. piensa que “si es un producto  natural, es saludable y más seguro que las drogas"; no se fíe, pues el término natural en las etiquetas no se define bien y a veces se usa ambiguamente para ocultar beneficios y seguridad no probados. Por ejemplo, muchos productos para bajar de peso dicen ser naturales o herbolarios,  pero ello necesariamente no los hace seguros, ya que sus ingredientes pueden interactuar con las drogas o pueden ser peligrosos para personas con ciertas dolencias médicas.  
10.  Si Ud. cree que "un producto es seguro cuando no figuran los efectos adversos en la etiqueta del mismo”; siento decepcionarlo, pues los fabricantes de los denominados “suplementos alimentarios”, generalmente no incluyen advertencias sobre los efectos adversos potenciales en las etiquetas de sus productos, para no disminuir sus ventas.
11.  Finalmente, recuerde que: si un producto ofrece ser bueno para muchos males o dolencias (parece demasiado bueno para ser verdad), dude de su eficacia.


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