LINEA DE BASE DEL PROGRAMA JUNTOS
El estudio se llevó a cabo a través del consorcio CUANTO-MACROCONSULT entre agosto y diciembre del 2012 y donde el autor fue el Coordinadore General de la consultorí.
El objetivo del
estudio fue realizar
una línea de base del piloto de los esquemas alternativos de transferencia
monetaria (EAT) de dos esquemas: el de transferencia fija de S/. 200 bimensual
o esquema clásico (EBT), y el esquema de transferencias diferenciadas de
acuerdo a diferentes corresponsabilidades en salud y educación (EAT).
El
trabajo de campo se llevó a cabo entre el 2 de octubre y 20 de
noviembre del 2012 y se hizo en 12 nuevos distrito de
intervención seleccionados por el programa JUNTOS, de los cuales tres distritos
fueron de la sierra de
Lima, cuatro de la Sierra de Arequipa, uno de la sierra de Lambayeque,
uno de la sierra de Ica y
tres de la Selva de Ucayali.
En el diseño
del estudio, la asignación del tratamiento se realizó a nivel de clusters,
definiendo éstos como los centros poblados identificados en el Censo de
Población y Vivienda realizado por el Instituto Nacional de Estadística e
Informática en el 2007, con variables de resultado observables a nivel de
beneficiario. El tamaño de la muestra total fue definida por JUNTOS y se estableció en 1951 hogares .
Los principales resultados fueron:
Ø
Los
resultados obtenidos para el grueso de los indicadores de la población de la
estrategia básica (EBT) y de la población de la estrategia alternativa (EAT)
son comparables, es decir no muestran diferencias estadísticamente
significativas.
Ø La
pobreza estructural se sitúa en el 74% para el grupo EAT y en 77% para el grupo
EBT.
Ø Alrededor del 51% de niños menores de
3 años padece de desnutrición crónica, según la población de la OMS, con
mayores índices en los hombres, pero sin significancia estadística.
Ø Sólo el y 18% de partos del grupo EAT
y el 15% del EBT fue institucional.
Ø
La
prevalencia de lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad, es de 67%
en el grupo EAT y 79% en el grupo EB.
Ø
El
91% de niños de niños del grupo EAT y el 96% del grupo EBT, inició la
alimentación complementaria a partir de los 9 meses y sólo el 7% lo hizo a
partir de los 6 meses como dicen las normas del MINSA.
Ø
Sólo
el 24% de niños de 6 a 23 meses del grupo EAT y el 15.5% del grupo EBT, son
alimentados de acuerdo a las normas del MINSA.
Ø
La
ingesta de vitamina A, fierro y multimicronutrientes en niños en el grupo EAT,
es de 30%, 19% y 6.1% respectivamente; y para el grupo EBT es de 47%, 17% y
13%.
Ø
La
prevalencia de EDA e IRA es de 28% y 21% respectivamente para el grupo EAT y para
el grupo EBT es de 30% y 21%.
Ø
Sólo
alrededor del 10.5% de niños del grupo EAT y 6.8% del grupo EBT, fueron
alimentados correctamente durante la enfermedad.
Ø
Sólo
el 18% del grupo EBT y 28% del EAT cubrió sus requerimientos energéticos; el 64% y 73% respectivamente cubrió sus requerimientos de
proteínas.
Ø
Sólo
el 2.5% de niños menores de 3 años en ambos grupos cubrieron
sus requerimientos de hierro y menos de la mitad cubrió sus necesidades de
vitamina A.
Ø
Menos de la mitad de los niños menores de 3 años de ambas
estrategias, consumió una dieta variada y de calidad.
Ø
El consumo de la papilla PIN en todos los grupos de edad y en
ambas estrategias, es casi nulo, las proporciones van de 1.4 a 2.8%.
Ø
Las
coberturas de inmunización para todas las vacunas en los niños de 12 a 23
meses, superan el 52% para el grupo EAT y EBT. a excepción del neumococo e influenza que son
menores.
Ø
No
se encontró ningún niño de 12 a 23 meses con todos los controles completos
según su edad. El promedio de controles CRED en los niños de 1 a 11 meses es de
3 para ambos grupos y de 6.5 para los niños de 12 a 23 meses.
Ø
Un
31% de madres en el grupo EAT y 22% en el EBT, refieren que en al año anterior
a la encuesta no fueron atendidas en el servicio de Atención Integral del Niño
(AIN).
Ø
Un
56% de madres en el grupo EAT y un 44% en el EBT, calificaron la atención
recibida en los servicios de AIN (básicamente CRED y vacunas) el año anterior a
la encuesta, como regular a mala.
Ø
Sólo
un 46% de madres de ambos grupos, tuvieron 6 o más controles que exigen las
normas del MINSA y un 15% de gestantes no se hicieron ningún control durante su
último embarazo.
Ø
Un
85% de madres refieren que recibieron sulfato ferroso en su último embarazo, y
de éstas un 54% en el grupo EAT y 56% en
el grupo EBT lo tomaron regularmente, es decir durante todo el embarazo o la
mayor parte.
Ø
Un
56% madres del grupo EAT y un 63% del EBT,
refieren que recibieron dos o más dosis de vacuna antitetánica en su último embarazo.
Ø
Un
54% puérperas del grupo EAT y un 50% del EBT, refieren que acudieron por lo
menos una vez al control del puerperio de su última gestación.
Ø
Sólo
un 36% de puérperas del grupo EAT y un 45% del EBT, refieren que tomaron
sulfato ferroso durante el período puerperal de su último embarazo.
Ø
Alrededor
del 72% de niños menores de 3 años cuentan con DNI y un 86% con partida de
nacimiento. El 79% de niños menores de 3 años de ambos grupos están afiliados al seguir
integral de salud (SIS).
Ø
Alrededor
del 50% de madres, están empoderadas, según los 12 reactivos del estudio y la
definición operacional dada en la sección 4.2.
Ø
Un
23% de madres manifestó que recibió alguna capacitación el año anterior a la
encuesta, y esta, en más del 80%, fue en temas de salud y alimentación.
Ø Sólo un 8% de
viviendas del grupo EAT y 7% del grupo EBT, cumplen con los criterios de
“viviendas saludables” establecidos en la sección 4.2. La falta de conexión de
agua y desagüe en la gran mayoría de ellas es la principal carencia.
Ø
Un 83% de niños y niñas entre 2 años y 6 meses y 5 años 11
meses se encuentra con un desarrollo cognitivo deficitario para su edad, un 13% está con un
desarrollo normal y un 4% está encima de lo normal. Los mayores déficits se
encuentran en los niños de 48 a 71 meses.
Ø
El
62% de madres del grupo EAT y el 48% del
grupo EBT, refieren que tuvieron que esperar más de una hora hasta que
atendieran a sus niños en los servicios de CRED o Vacunas, la última vez que
los llevaron para su control.
Ø
El
56% de madres del grupo EAT y el 52% del
grupo EBT, refieren que se demoran más de una hora para ir al establecimiento
de salud más cercano a su casa. El
promedio de minutos de desplazamiento al EE.SS. grupo EAT: 68.8 minutos; grupo
EBT. La mayoría (82%) se desplaza a pie.
Ø
En
resumen, podemos concluir que los valores de la gran mayoría de indicadores de
salud del niño y la madre evaluados tanto en el grupo EBT como en el EAT, son
bajos, sobre todo en lo referente al control CRED, a la alimentación del niño,
a los partos institucionales, consumo de micronutrientes tanto en niños como en
gestantes, consumo de calorías y viviendas saludables.
Ø
En
relación a la accesibilidad a los servicios de salud, existen barreras a la
misma traducidas en la queja de las madres de los tiempos de espera para los
programas preventivos, en la calidad de
atención, la lejanía de los EE.SS y el rechazo a la atención en algunos casos.
Estos son factores que pueden afectar la demanda de los servicios de salud y que
las madres no puedan cumplir con sus corresponsabilidades.
Ø
En
cuanto a indicadores de educación, el rendimiento escolar en ambos grupos se
sitúa en 94.5%, la tasa de asistencia en
95%, el atraso escolar en 0.8%, la demanda insatisfecha en 7% y la tasa de
deserción escolar en 2.5%.
Ø
En
cuanto a la oferta de servicios de salud, el grueso de los EE.SS. visitados
cuentan con servicios y equipamiento suficiente para la atención preventiva del
niño y en menor medida de la gestante, aunque hay un buen porcentaje de
equipos, cercano al 40%, que ya requieren
ser remplazados. Hay que poner especial énfasis en los equipos de cadena de
frío para la vacunas y en los exámenes auxiliares indispensables para la
gestante.
Ø
En
cuanto la oferta de servicios educativos en los distritos analizados de las cuatro
Regiones, no abastece totalmente la demanda y la mayoría de escuelas
existentes, carecen de locales apropiados, sin luz ni agua y con equipamiento
insuficiente, lo que indudablemente afecta de manera negativa la calidad
educativa brindada a los estudiantes. En cuanto a cantidad de docentes, si se
vio que es adecuada para los alumnos existentes.
Las principales recomendaciones son las
siguientes:
Ø
Para la
evaluación de impacto del piloto, se recomienda utilizar los mismos indicadores
y utilizando los mismos criterios para su obtención que se han dado para el
presente estudio de línea de base, lo que implica también usar los mismos
instrumentos y técnicas de medición .
Ø
En el
presente estudio se encontró un 22% de familias no pobres con el indicador de
pobreza estructural y línea de pobreza, y aunque no es propiamente una
filtración en la selección de los beneficiarios, pues esta incluye además otros
criterios; si es importante tomarla en cuenta a la hora de hacer el análisis de
impacto y generalizar los resultados al ámbito de JUNTOS.
Ø Para que
los dos grupos sean comparables al final de la intervención, a excepción de los
incentivos diferenciados por tipo de estrategia, los dos grupos deben ser
motivados, capacitados y estimulados en igual forma a cumplir sus
corresponsabilidades en salud y educación.
Ø
Es
importante también que se controle la mejora de la oferta educativa y de salud
y que se realice con la misma intensidad en todas las comunidades del piloto,
para que no haya sesgos en la interpretación de los resultados.
Ø
Dado los
pobres resultados encontrados en la mayoría de indicadores de salud del niño, gestante y puérpera, va hacer
ostensible la mejora de los mismos en unos dos años de intervención, siempre y
cuando el personal de los establecimientos de salud promueva y capacite a las
madres en temas de alimentación y nutrición, distribución adecuada y consumo de
la papilla PIN y de micronutrientes y se hagan campañas de vacunación y control
CRED mediante las brigadas itinerantes.
Ø
Dado que
el tiempo de intervención que se prevé en el piloto no es mayor a dos años, es
mejor que para la medición de resultados se tomen en cuenta indicadores de
resultado y proceso que de impacto. Entre estos podrían estar: control CRED,
vacunas y alimentación complementaria en
los niños menores de 3 años; y control prenatal temprano y vacunación antitetánica en la gestante.
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