GABRIEL GARCIA MARQUEZ: UNA
VIDA Y UNA MUERTE EJEMPLAR
Wilfredo Gutiérrez. 18-04-2014
“Gabito”,
como le decían sus familiares amigos, murió ayer a las 2 p.m., hora local de
México y sus restos fueron incinerados en privado a las pocas horas. No hubo las
clásicas exequias ni las pomposas ceremonias funerales que estoy seguro le
hubieran querido dar los gobiernos Colombia, su patria natal y México, su
segunda patria. Esa fue la voluntad “del
más grande colombiano de todos los tiempos”, según palabras del presidente de
Colombia Juan Manuel Santos.
Según dicen
sus amigos y lo grafica la foto de portada de este artículo, su vida su vida
familiar y cotidiana fue muy amorosa e intensa en gratitud y que inspiró la
mayoría de sus obras como: “Vivir para contarla” donde narra la historia de su infancia
y juventud de 927 y 1950 y su propuesta de matrimonio a su esposa Mercedes; “Cien
años de soledad”, que el mismo dice que fue inspirada en los cuentos
fantasiosos de su abuela materna Doña Tranquilina Iguarán y que plasmó en
Ursula Iguarán, uno de los personajes de la obra; “Crónica de una muerte
anunciada”, donde narra el asesinato de un entrañable amigo y del que fue
testigo en muchos hechos; y finalmente “El amor en los tiempos de cólera”,donde
el mismo autor dice ´Entonces yo
agarraba a mi papá y luego a mi mamá y fui sacando la historia y tal como está
en El amor en los tiempos del cólera, es minuciosamente la historia de ellos´
Su vida pública fue también
sencilla pero muy fructífera para la humanidad. A pesar de haber sido homenajeado
con muchos premios, incluyendo en máximo lauro del Nobel de Literatura en 1982,
no se le subieron los humos y siguió siendo el Gabo de siempre, interesado en los
problemas sociales de Latinoamérica y en la denuncia y condena de las
injusticias que se refleja en sus
escritos: “El coronel no tienen quien le escriba”, “El ocaso del patriarca”, “Chile,
el golpe de los gringos, etc. En 1994,
cuando rechazó ser propuesto candidato al premio Cervantes, dijo “Todos los premios son muy
interesantes pero si ya tuve el premio que se considera máximo en Literatura,
es mejor dejar los otros galardones para los que vienen detrás o delante”. Fue muy poco de dar
conferencias y aparecer en público, salvo que se trate de nobles causas como la
firma del tratado de Paz en El Salvador de 1992, el proceso de diálogo de la
paz con las FARC en el 2008 (“Llevo conspirando por la paz en Colombia casi
desde que nací”) y la firma el 2006,
junto a otros notables escritores como Galeano, Benedetti, Sábato y el cantante
Pablo Milanés, de una declaración apoyando la independencia de Puerto Rico.
Aunque muchos lo tildan de comunista por su amistad con Fidel Castro, él mismo
rechazó estas afirmaciones y dijo que su relación con él era sólo por su amor a
la lectura y su gran erudición. Su ubicación política real él mismo la definió
en esta frase: “El siglo
XX se ha perdido por dos dogmas contrapuestos e igualmente extremos: el
socialismo y el capitalismo. El dogma de la propiedad estatal contra el de la
libre empresa”. Su preocupación
social y deseos de hacer un periodismo más comprometido y objetivo se refleja
en la “Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo
Periodismo Iberoamericano” que fundó y financia en Colombia.
En su muerte, fue consecuente con su vida y no
quiso que se haga de su cuerpo inerte un circo ni un show mediático. Le ahorró a
la familia el soportar los pésames interminables de verdaderos amigos, de
amigos de ocasión y de muchos figurettis; le ahorró a los Mexicanos y
Colombianos la disputa de donde yacerán sus restos, que hubiera llevado a
serios problemas diplomáticos por largo años para trasladar sus restos a
Colombia si se enterraba en México; privó a los medios de comunicación y a las
grandes empresas obtener pingües ganancias con la grabación de sus funerales; y
lo más importante, no quiso que su muerte opacara su fructífera vida: Escribo para que quieran más. Creo que es una de
las aspiraciones fundamentales del escritor”. “Si uno no crea, es cuando
le llega la muerte”. Concuerdo con Jorge F. Hernandez, escritor,
periodista, poeta y editor, que el día de ayer dijo devastado: Deseo enmendar el lugar común que es decir
que cuando se va alguien deja un hueco insalvable; él deja una literatura, más
que libros, y nuestra responsabilidad es que hoy nazca el nuevo lector de su
obra.
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